domingo, 7 de octubre de 2018

Comentario al Evangelio del XXVII Domingo del Tiempo Ordinario (7 de Octubre del 2018)

Evangelio del XXVII Domingo de Tiempo Ordinario
7 de Octubre del 2018
Evangelio Segun San 10, 2-16

Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?».El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?».Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella».Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.



1.¿Què nos quiere decir Marcos en este Evangelio?

El evangelio de hoy contiene dos partes o subsecciones: 10,2-12 y 10,13-16 cuya autonomía literaria es evidente. La misma liturgia lo reconoce y propone como opción que se lea sólo la primera parte (10,2-12), lo cual es aconsejable en este caso. A su vez, en la primera subsección podemos distinguir entre 10,2-9 que trae el debate de Jesús con los fariseos ante el pueblo y 10,10-12 que refiere el diálogo de Jesús con sus discípulos en privado. 

El relato comienza presentándonos a Jesús enseñando a la gente en la región de Judea, al otro lado del Jordán (10,1), y se le acercan unos fariseos quienes le dirigen una pregunta: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer (repudiarla, despedirla = ἀπολῦσαι)?". El texto precisa que la intención de los fariseos es “ponerlo a prueba, tentarlo” a Jesús, utilizando el mismo verbo πειράζω que señala la acción del diablo en el desierto (cf. Mt 4,1.3; Lc 4,2)”. 

¿Por qué la pregunta es “capciosa”? Al parecer, en tiempos de Jesús la cuestión debatida no era tanto el tema de la licitud del divorcio - que era comúnmente aceptado -, sino más bien las motivaciones o causales del mismo. 

Jesús, según el estilo argumentativo de aquella época, responde preguntado a su vez: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?". Notemos que mientras los fariseos preguntan acerca de la licitud o permisión; Jesús pregunta por lo "mandado" (evnte,llw) por Moisés al respecto. 

La respuesta de los fariseos es correcta pues efectivamente Moisés permite al marido redactar un acto de divorcio y repudiar a su mujer. La referencia es sin duda a Dt 24,1-4 donde en la versión griega del AT encontramos el término "acta de divorcio" (bibli,on avpostasi,ou igual que en Mc 10,4): "Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa. Una vez que esté fuera de su casa, si la mujer se desposa con otro y este último también la rechaza, escribe un acta de divorcio y la despide, o bien muere; su primer marido no podrá volver a tomarla por esposa, puesto que ella ha sido mancillada". 

A continuación Jesús interpreta este "mandamiento" de Moisés como algo dado de modo relativo y ocasional en vista a la "dureza de corazón" (sklhrokardi,a) del pueblo. Como bien dice J. Gnilka: "La sklhrokardi,a – término veterotestamentario – indica en la Biblia griega el corazón humano insensibilizado a las instrucciones divinas como consecuencia de su continua desobediencia". 

Para Jesús se trata, por tanto, de una concesión provisoria dada la condición de la conciencia endurecida de Israel, pero la idea primera de Dios sobre el matrimonio no es esta. Por eso Jesús se remonta a Gn 1,27 y 2,24 para fundamentar la indisolubilidad del matrimonio y para condenar como adulterio que un hombre se separe de su mujer y se case con otra. 

Importa mucho notar aquí que en el tiempo y en la cultura en que fue escrita la Biblia las cosas que tenían más valor eran las más antiguas, incluso en el orden legal. Por eso Jesús remite al origen mismo de la creación, al principio (ἀρχή), cuyo relato se encuentra en primer libro de la Biblia y, por tanto, es anterior y superior a la intervención de Moisés en Dt 24. 

Ahora bien, en la interpretación de Jesús los textos citados del Génesis expresan el proyecto de Dios sobre el matrimonio entendiéndolo como la unión de un varón con una mujer de carácter monogámico e indisoluble. Por tanto, en la misma "naturaleza" del hombre creado como varón y mujer, y llamados al matrimonio desde el origen, se encuentra inscripta esta "ley" establecida por Dios y anterior y superior a la concesión hecha por Moisés. 

Al parecer, estas afirmaciones de Jesús encerraban una novedad en relación al pensamiento y a la praxis habitual en el judaísmo, al punto que los mismos discípulos vuelven sobre el tema cuando están "en casa" con Jesús. Aquí Él les dice claramente que quien repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y lo mismo la mujer que se separa y se casa con otro. La referencia bíblica es aquí el sexto mandamiento: "No cometerás adulterio" (Ex 20,13; Dt 5,17), con la novedad que Jesús lo aplica a quienes rompen el primer matrimonio y contraen una nueva unión. Este juicio valorativo de Jesús presupone lo que afirmó antes sobre la insolubilidad del matrimonio (no separe el hombre lo que Dios ha unido), y sólo desde aquí se considera entonces la nueva relación del hombre o la mujer ya casados es adulterio.

La segunda subsección (Mc 10,13-16) presenta a Jesús abrazando y bendiciendo a unos niños, a quienes propone como modelos de la actitud requerida para recibir el Reino de Dios y poder así entrar en él. Es una enseñanza dirigida especialmente a sus discípulos a quienes pide una actitud de apertura y docilidad ante la novedad del Reino de Dios hecho presente en y por Jesús.

2.¿Què mensaje nos trae este pasaje y què compromiso nos pide hoy, el Señor?

Uno de los fenómenos sociales más preocupantes que estamos experimentando en nuestro tiempo es la llama crisis del matrimonio. Muchos son los que lamentan porque hoy los matrimonios no son tan estables como eran anteriormente.  Cada día es mayor el número de matrimonios que se separan, creando situaciones angustiosas tanto para las personas que se separan, como para los hijos ¿Cómo es que los cristianos tenemos que enfrentar este problema?

En los tiempos de Jesús, la sociedad estaba estructurada de forma patriarcal, es decir, el hombre era dueño y señor de la casa. La mujer se consdierada como propiedad del marido. En otras palabras, las relaciones entre marido y mujer estaban basadas en el derecho de propiedad. El hombre tenía mujer, como tenía casa, esclavos o animales. En esta situación, el hombre podría ser infiel a su mujer y no cometía adulterio, en cambio la mujer, al ser infiel a su marido, sí cometía adulterio.

Así mismo el hombre tenía derecho y el poder de disolver el matrimonio cuando quisiera; pero la mujer no tenía ese derecho. Claro que había diversas opiniones sobre el derecho a repudiar a la mujer y darle el divorcio. Por eso los discípulos le preguntaban a Jesús "¿Puede el marido repudiar a la mujer?" La respuesta de Jesús es completamente revolucionaria porque dignifica a la mujer y la coloca al mismo nivel del hombre: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella". Como quien dice, el hombre no tiene derecho a tratar a su mujer como si futa una cosa que se compra o se vende, se adquiere o se rechaza. Y extrañamente agrega algo que no se podría en esa época: "Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio". Es decir, la mujer está en las mismas condiciones del hombre.

Hoy, después de dos mil años de cristianismo, este principio de Jesús se ha impuesto en la sociedad, aunque todavía falta para ser pleno. Sin embargo, la mujer ya ha dejado de ser propiedad del hombre, ha dejado de ser considerada infantil socialmente, se le reconocen sus derechos civiles y sus responsabilidades, pero el matrimonio está en plena evolución. La crisis que estamos viviendo, no es crisis de solución del matimonio, sino crisis de cambio de modelo del matrimonio. La vida matrimonial, las relaciones matrimoniales, las relaciones entre el hombre y la mujer tienen que madurar, en el sentido de que tienen que pasar de relaciones de mayor a menor, a relaciones de iguales.

3.¿Què respuesta le voy a dar hoy al Señor?
  • ¿A qué compromisos como creyentes nos conduce este Evangelio?
  • ¿Qué nos enseña esta pericopa sobre el matrimonio?
  • ¿Qué actutides deben promover los esposos?


Fuente: Varios Autores
Sìntesis: Jorge Mogrovejo M.

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