El
Bautismo del Señor Ciclo B 8 de Enero 2018
Evangelio segun San Mc 1,6-11
Juan llevaba un manto hecho
de pelo de camello, con un cinturón de cuero en la cintura, y comía saltamontes
y miel silvestre. Y predicaba así: Detrás de mí viene uno con más autoridad que
yo, y yo no soy digno de agacharme para soltarle la correa de sus sandalias. Yo
los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo. En aquel
tiempo vino Jesús de Nazaret de Galilea y se hizo bautizar por Juan en el
Jordán. En cuanto salió del agua, vio el cielo abierto y al Espíritu bajando
sobre él como una palomea. Se oyó una voz del cielo que dijo: Tú eres mi Hijo
querido, mi predilecto.
1.- ¿Qué
nos quiere decir Marcos, en este evangelio?
El relato evangélico de hoy,
redactado en un género literario con rasgos apocalípticos y de teofanía,
refleja la fe y la experiencia pascual de las primeras comunidades cristianas.
No intenta narrar lo que ocurrió en aquél momento junto al Jordán, ni en el
interior de Jesús, sino que pretende explicar a los destinatarios de los
primeros tiempos, quién era Jesús de Nazaret, que como uno de tantos se acercó
a recibir el bautismo de Juan. Marcos quiere esclarecer la identidad de Jesús
desde el inicio. En los días de
Navidad hemos visto a Cristo bajo la figura de un niño como los demás niños.
Las lecturas de hoy nos hablan de él, ya en su edad adulta. Son tres
testimonios, de época y procedencia distintas, que nos permiten asomarnos a su
personalidad, a los caminos de su misión y a lo más profundo de su propio ser.
·
El
primer testigo es un profeta del A.T. que, con cinco siglos de antelación y sin
saber exactamente de quien hablaba, vislumbró el perfil de Jesús como el de un
personaje elegido `por Dios e investido
por su espíritu para traer la justicia al mundo y liberar a los hombres
de todo mal.
·
El
segundo testigo es Juan que convivió con él y que hace esta certera
presentación: Ungido por la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien
porque Dios estaba con él.
·
El
tercer testimonio procede del cielo. Juan había dicho que, detrás de él, iba a
venir alguien más fuerte que él. La gran preocupación que recorre todo el
evangelio de Marcos es el esclarecimiento de la identidad de Jesús. Su obra se
abre y se cierra con un doble testimonio sobre él. El primero lo tenemos en el
evangelio de hoy: Dios Padre desvela el secreto de aquél que, como una más, se había acercado al
Jordán para ser bautizado: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”. El segundo
en la crucifixión: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”.
En la teofanía bautismal hay tres elementos que
iluminan el misterio del hombre venido de Nazaret.
·
Los cielos se rasgan: Indica que ha cesado ya
el silencio de Dios y que Jesús es la brecha y el puente que abre la
comunicación entre el cielo y la tierra. Se cumple el anhelo expresado por el
profeta: “¡Ah, si rasgaras el cielo y descendieras”, Is 63,19.
·
Es investido y consagrado
ahora por la fuerza del Espíritu Santo, el que era obra del Espíritu
Santo desdés su concepción. Si en los orígenes el espíritu de Dios aleteó sobre
la creación, ahora lo hace en plenitud sobre aquél que es el fundamento de la
nueva creación. Jesús viene a bautizarnos, es decir, a sumergirnos en las
profundidades de ese Espíritu.
·
La voz del cielo lo
proclama como el Hijo predilecto. Esta proclamación es lo más importante de todo el
suceso, más que el bautismo mismo. Fue una singularísima experiencia personal
de Jesús, en la que se sintió fortalecido por el Espíritu y amado plenamente
por el Padre al iniciar su misión.
En el bautismo, Jesús se sintió confirmado en su
conciencia de Hijo amado y Siervo obediente. Aquél día aceptó esta doble
identidad y vocación. Su verdadero bautismo tendrá lugar en la cruz.
El
anuncio profético de Isaías, repetido al comienzo del evangelio de Marcos, se
realiza en al figura de profética de Juan, que anuncia ya presente al anunciado
que tenía que venir. Juan apareció en el desierto como un renovador para poner
a los hombres en el buen camino.
Por el espíritu de solidaridad de
Jesús con la humanidad pecadora, al bautizarse Jesús queda sumergido
simbólicamente en el agua el mundo del pecado para su purificación. Comienza
una nueva creación. Se hace una llamada a todos los que quieren renacer a la
vida nueva del Espíritu. A partir del bautismo de Jesús cambia el estilo en el
anuncio del mensaje: la voz dura y amenazante de Juan se hace en Jesús la voz
dulce de la confianza y del amor que acoge a los pecadores y llama a sí, con
promesa de ayuda, a los que se sienten golpeados por las durezas de la vida
En
el bautismo, Jesús se sintió confirmado en su conciencia de Hijo amado y Siervo
obediente. Aquél día aceptó esta doble identidad y vocación. Su verdadero
bautismo tendrá lugar en la cruz.
El símbolo de la paloma recuerda a Gn 1,2, la
narración del origen del mundo. El Espíritu de Dios que aleteaba por encima de
las aguas, en la creación, interviene también aquí, baja sobre Jesús, para
llevar a cabo la nueva creación. En el bautismo de Jesús comienza la historia
de la Humanidad Nueva.
Jesús es el primer Hombre de la nueva creación, del Reino.
El bautismo de Jesús es la inmersión del Hijo de Dios en
solidaridad con la condición pecadora de los hombres. Los oyentes de la
predicación de Juan se hacían bautizar por él. El agua del Jordán quedaba como
contaminada por los pecados del mundo. Apenas salió Jesús de las aguas,
purificadas por su contacto con él por el bautismo, se abrió el cielo,
descendió sobre Jesús el Espíritu Santo en forma visible y se oyó la voz
acreditativa del Padre: “Este es mi Hijo querido”. Esta conciencia de ser
querido por Dios y de estar asistido por el Espíritu no abandonará a Jesús en
ningún momento de su vida.
2.- ¿Qué
respuesta le voy a dar, hoy, al -Señor
El bautismo cristiano es una
proclamación garantizada de que Dios nos ama, es el sacramento de nuestra
incorporación a Cristo y de nuestra identidad cristiana, es un compromiso de
ser seguidores de Cristo, es el signo de una vida nueva, alentada por el
Espíritu Santo.
Somos un pueblo cristiano por
tradición, por herencia. Antes parecía normal bautizar a los niños apenas
nacían. Ahora es diferente: muchos dejan el bautismo para cuando sean mayores,
otros lo excluyen definitivamente. La mayoría sigue identificándose como
católico, aunque muchos no están casados por la Iglesia, porque nacieron
en una familia tradicional católica, o porque estudiaron en un colegio
religioso.
Hemos sido bautizados no sólo en
agua, sino también en el Espíritu Santo, en el Espíritu de Jesús. Este aspecto
del bautismo hay que subrayarlo, para superar la concepción del bautismo como
mero rito, o entrada a un grupo religioso, y comprenderlo como una inmersión en
el ser mismo de Dios por la cual nos hacemos partícipes de la misión misma de
Jesucristo.
Bautizados en Cristo, compartimos
su filiación divina y somos hechos miembros de su comunidad, de su Iglesia. El
bautismo, que es re-generación, nuevo nacimiento, es también misión
para el mundo. El mundo es el escenario de nuestra acción. Lo que nos
define como cristianos, no es lo que decimos, sino lo que hacemos. Cristo nos
plantea el desafío de hacer palpable en nuestra realidad social los valores del
evangelio, en un mundo más justo, más humano y más solidario. Por eso nuestra
tarea es ser testigos y mensajeros de Cristo: pensando y hablando como Jesús amando
y actuando como Jesús.
La fiesta
de hoy nos presenta a Jesús asumiendo, como persona adulta, la misión que el
Padre le encomendó. Por eso también nosotros, debemos asumir hoy, como adultos,
los compromisos bautismales para vivir coherentemente nuestra fe.
3.- ¿Qué
respuesta le voy a dar, hoy, al Señor?
·
¿Cómo
veo el bautismo, como un simple rito, o como una integración a un grupo que me
va enseñando una forma de vivir conforme al estilo de Jesús para que yo lo
asuma personalmente?
·
El
agua es el signo externo del bautismo, pero ¿somos conscientes de que el
Espíritu Santo es el que debe ir cristianizando nuestra vida para llegar a ser
verdaderos discípulos de Cristo?
·
¿Has
asumido mi bautismo como un compromiso personal con Cristo?
Autor: Padre Felipe Mayordomo, sbd
Transcripcion: Jorge Mogrovejo
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