domingo, 28 de enero de 2018

Evangelio del Domingo 28 de Enero del 2018



Domingo IV Ciclo B 28 de Enero 2018
Evangelio segun San Marcos 1,21-28
"Llegan a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Estaban asombrados de su doctrina, porque enseñaba con autoridad, y no como los escribas. Había en aquella sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Quien te mete a ti en esto, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios." Jesús, entonces, le conminó diciendo: "Cállate y sal de él."Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen. Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea."
1.- ¿Qué nos quiere decir Marcos, en este Evangelio?
Marcos nos presenta a Jesús en la sinagoga, el lugar donde se enseña oficialmente la ley, tal como es interpretada por los maestros autorizados. Sucede en sábado, el día en que los judíos observantes se reúnen para escuchar el comentario bíblico de sus dirigentes. En ese marco comienza Jesús su predicación. Nada se dice del contenido de sus palabras. Lo que interesa aquí es el impacto que produce su intervención, el asombro y admiración que produce en la gente, que capta en él algo que no encuentra  en sus maestros religiosos: Jesús “no enseña como los escribas, sino con autoridad”.
El exorcismo de un hombre poseído por un espíritu impuro, en medio de la comunidad, lo ilustra magníficamente. La “venida” de Jesús constituye una amenaza para el mundo de los demonios, porque Él es el “Santo de Dios” investido por el Espíritu de Dios, más fuerte que Satanás que viene para aniquilar el sistema del mal. (Ver Nota I Espíritu inmundo, impuro)
Marcos presenta este acontecimiento como la cumbre del ministerio de Jesús en Galilea:
·         Jesús es reconocido como Maestro por la multitud asombrada en la sinagoga de Cafarnaún. Su novedad se capta mediante una comparación: No es como los escribas.
·         Jesús demuestra su autoridad: expulsa a un demonio en la sinagoga. (Ver Nota II Sinagoga)
·         Jesús es reconocido como Maestro con autoridad mediante una aclamación coral en la sinagoga. Su novedad, se manifiesta al someter al demonio con su palabra y en la pregunta: “¿Qué es esto?”.
La escena del exorcismo, ilustra el reconocimiento que el pueblo hace de Jesús como Maestro y cómo desde Cafarnaúm se inicia la expansión de la fama de Jesús en toda Galilea.
La narración está centrada no en lo que dice Jesús, sino en lo que dice el auditorio “Quedaban asombrados de su doctrina.” Su palabra provoca efectos inmediatos, visibles y constatables que van más allá de toda expectativa humana. La diferencia de Jesús con los maestros, de Israel es evidente: mientras los escribas se limitan a la transmisión de conocimientos, Jesús obra aquello que dice porque es poseedor del poder que proviene del mismo Dios Padre quien lo ha investido del Espíritu Santo
I.- Jesús demuestra su autoridad: expulsa a un demonio en la sinagoga. La enseñanza de Jesús, su
Palabra-mensaje no sólo se escucha sino que también se ve. Frente a la persona de Jesús se destaca el adversario, que no es el hombre, sino el “espíritu inmundo” que lo domina. Un caso concreto de la cruel realidad del mal que doblega al hombre: Un hombre poseído por un “espíritu inmundo”, recibe el primer milagro de Jesús. A lo largo de su ministerio aparecerán, con frecuencia, estas personas, atormentadas por un mal inexplicable, y Jesús actuará siempre de la misma manera.
Es el demonio el que toma la iniciativa y opone resistencia. Esto es comprensible pues entiende que la presencia y la palabra de Jesús tienen un efecto inmediato sobre la esfera del mal. El Reino de Dios ya está actuando, y es lógico que el demonio advierta la presencia de Jesús. La división de los dos campos de batalla es clara: el “Santo de Dios” se enfrenta cara a cara frente a las fuerzas del mal.
El demonio grita utilizando la boca del poseído. Su intención es alejar a Jesús. Es extraño, que el demonio se comporte como si él fuera el exorcista. El demonio dice tres frases en las que muestra un conocimiento preciso de la identidad y de la misión de Jesús:
·         “¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret?” Esta pregunta delimita las dos esferas de poder.
·         “¿Has venido a destruirnos?” Quizás es más una afirmación que una pregunta. El plural connota la capacidad de Jesús para destruir a todo el mundo demoníaco.
·         “Sé quién eres tú: el Santo de Dios”. Irónicamente es una confesión de fe, la que debe escucharse en boca de un discípulo y no de un adversario.
Al desvelar la identidad de Jesús, el demonio pretende alejarle. Pero Jesús asume su identidad y su misión expulsando al demonio sin recurrir a ningún rito especial. Jesús se comporta efectivamente como el “Santo de Dios” y frente a las fuerzas demoníacas pronuncia dos palabras, imperativas, y sin permitir apelaciones: Cállate, un verbo griego que significa: “tapar la boca con un bozal, es decir, reducir al silencio, aplacar la violencia. “Sal de él”. La curación depende de la salida del demonio, la fuerza alienante que reduce los impulsos del hombre a sus caprichos. Con estas dos expresiones se manifiesta la derrota del mal y la liberación del hombre de las fuerzas malignas que malogran su proyecto de vida.
El demonio realiza una última protesta y sale. Esto es lo que más impresiona a la gente: el poder de la palabra de Jesús que se manifiesta en la obediencia puntual por parte del demonio. Pero antes de salir, el demonio hace sus últimas demostraciones, de resistencia, de combate. Esto acentúa la victoria de Jesús. La salida del demonio está precedida por: Una agitación violenta. Son convulsiones, parecidas a los síntomas de la epilepsia, que causan un espectáculo impresionante.
II.- Jesús es reconocido como Maestro por una aclamación coral, en la sinagoga de Cafarnaúm.  
Marcos no da más detalles sobre el nuevo estado de esa persona, sino que enfoca su narración hacia la reacción de la multitud que está en la sinagoga. Y a través de las expresiones de ellos no sólo comprendemos que el exorcismo ha sido exitoso sino que descubrimos la grandeza, la significación y las consecuencias de lo que ha sucedido con la primera acción del ministerio de Jesús.
III.-Todos quedaron  estupefactos:
·         Su reacción interna: “Quedaron pasmados”. Se trata del “temor religioso”, del reconocimiento de una manifestación de Dios: han sido conmovidos y tocados internamente por el poder del “Santo de Dios”.
·         Su reacción externa: “Se preguntaban unos a otros”: comparten y  profundizan buscando el sentido.
·         Una pregunta: “¿Qué es esto?”. Se indaga por el sentido del acontecimiento. Luego se dará el salto hacia la identidad de quien lo ha hecho: “¿Quién es este?”
·         Una fórmula de admiración: “¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!”. A la expresión que ya vimos al principio se le agrega otro calificativo: “nueva”. El término nos remite a la palabra Buena Nueva”, a la novedad del Reino que ha comenzado a manifestarse en el ministerio de Jesús.
·         La causa: “Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen”. El anuncio del Reino no se ha quedado en promesas, en un anuncio verbal, sino que se ha visto en hechos concretos.
Por otra parte, lo “Nuevo” de Jesús, expresado con palabras y con hechos, supone una ruptura con lo “viejo”, con el pasado, que desde ahora queda superado. Y con la vida nueva que nace por la fuerza de la Palabra creadora y liberadora de Jesús, comienza también una misión nueva para los discípulos. Los que has descubierto a Jesús y le han aceptado como maestro se convierten, ahora, en misioneros.
IV -“Su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.” De todos conmovidos, pasamos a todas partes y toda la región. La evangelización, que es la Buena Nueva que acontece en la persona, como lo enseña este pasaje, envuelve la persona entera, a todas las personas, a toda la región. Galilea es el espacio “modelo” de esta misión que va a cubrir el mundo entero. La enseñanza de Jesús Maestro, portador del Reino de Dios, que libera y que da vida en el proyecto creador del Padre, es para todo el hombre y para todos los hombres.
2.- ¿Qué mensaje nos trae este pasaje y que compromiso nos pide, hoy el Señor?
Jesús enseña y actúa con una autoridad fundamentada en el poder liberador de Dios. Con el lenguaje y desde la mentalidad de la época, el evangelista presenta, la primera acción pública de Jesús, contra lo inhumano de los poderes y espíritus que marginan y oprimen al ser humano.
El mensaje central de este pasaje es la práctica eficaz y poderosa de Jesús contra el Mal. Sea cual fuere la anécdota histórica de esta narración, lo cierto es que Marcos nos ofrece un caso de la vida real de la gente y cómo actúa Jesús frente a un hombre poseído por un espíritu inmundo.
·         El poder del mal está presente en el mundo y toda la actividad de Jesús es una lucha contra el mal.
·         El mundo de Jesús y el mundo de la opresión deshumanizadora son irreconciliables.
·         Jesús increpa con valentía al espíritu inmundo y le obliga a callar y a dejar tranquilo al hombre
·         El pueblo contempla atónito, con admiración y gozo, y descubre, en Jesús, un nuevo modo de enseñar con autoridad, mientras que es vista como vieja la tradicional forma de enseñar de los letrados.
Tras estos dos tipos de enseñanza se esconde una interpretación de lo que se puede y de lo que no se puede hacer, de lo que es puro y de lo que es impuro. Detrás de todo esto hay una doble concepción religiosa: la de los letrados que prioriza las exigencias rituales de la pureza legal, y la de Jesús que señala abiertamente el compromiso con el hermano y el marginado. Según los escribas, la santidad de Dios es amenazada por el hombre impuro. Según Jesús, la santidad del Dios misericordioso es la fuente y la garantía de la vida nueva y plena de todo ser humano.
En la sinagoga se interpreta con precisión y rigor la ley, pero el endemoniado sigue dominado por su enfermedad y aplastado por su sensación de desamparo y dependencia. La práctica de Jesús revoluciona el ambiente. Empieza curando para mostrar al Padre y su amor desde la salud, desde la felicidad de sentirse curado. Jesús libera y sana, y enseña con autoridad. Esto es nuevo, esta es la Buena Noticia que causa asombro en el pueblo. Jesús tiene autoridad porque da la vida a las personas. Su enseñanza humaniza y libera de esclavitudes. Sus palabras invitan a confiar en Dios. Su mensaje es la mejor noticia que puede escuchar el que está atormentado interiormente.
Como cristianos , que intentamos seguir a Jesús y pro-seguir su causa, debemos de traducir este
milagro a nuestro tiempo y a nuestra geografía. El reto de nuestra época es realizar milagros que, como el de Jesús, humanicen las condiciones de vida de los oprimidos y marginados, que eliminen la pobreza, y el paro, y todas las marginaciones del tercer mundo. Debemos erradicar los enormes problemas de injusticia estructural del tercer mundo: las desigualdades sociales, las condiciones infrahumanas de vida…
Estas son las palabras de autoridad que la comunidad cristiana, la Iglesia, y cada uno, debe pronunciar en medio de nuestro mundo para mostrar que el Reino está presente, que es irreversible y que es buena noticia, por más difícil que sea la realidad que nos rodea. El reto de nuestra época es descubrir los milagros que sigue haciendo Jesús, que nos ayuden a liberarnos, a vivir asombrados, a recuperar la esperanza como la recuperaron aquellas gentes de Cafarnaún.
El reto de nuestra época es anunciar el Reino, no con palabras, sino con hechos, no de una forma ideológica, sino con una práctica y una vida liberadoras, rechazando al Dios de las amenazas y el miedo, y abriéndonos al Dios-Padre revelado por Jesús: El Dios bueno, el Dios del amor y la misericordia, la compasión y el perdón. El Dios de la vida que, habiendo creado a los seres humanos a su imagen y semejanza, programó para todos una vida feliz.
Jesús no realiza curaciones por afán sensacionalista, él solo busca la salud integral de las personas: de los que se sienten enfermos, abatidos, rotos o humillados para que puedan experimentar la salud como signo de un Dios amigo que quiere para el ser humano vida y salvación. Toda su actuación trata de encaminar a las personas hacia una vida más sana: Su rebeldía frente a tantos comportamientos patológicos de raíz religiosa, como el legalismo, la hipocresía, el rigorismo vacío de amor; su lucha por crear una convivencia más humana y solidaria; su ofrecimiento de perdón a gentes hundidas en la culpabilidad y la ruptura interior; su ternura hacia los maltratados por la vida o por la sociedad; sus esfuerzos por liberar  a todos del miedo y la inseguridad, para vivir desde la confianza absoluta en Dios.
Ser cristiano, hoy, es hacer lo que hizo Jesús ayer: Evangelizar, llevar la Buena Noticia, comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones humanas, enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes, contagiar su espíritu, no nuestras teorías. Conscientes de que nuestra primera tarea no es celebrar culto o predicar la moral, sino curar, liberar del mal, sacar del abatimiento, sanear la vida, ayudar a vivir de manera saludable y digna, abrir a todos a la esperanza de un mundo nuevo y mejor.
Muchos jóvenes y adultos, lo dicen las encuestas, no rechazan a Cristo, rechazan a la Iglesia, rechazan la forma como han vivido su fe. Muchos se deshacen de Dios por no haber revisado y corregido la imagen que tenían de Dios. Otros confunden a Dios con la imagen que tiene de él. Y por rechazar la imagen de ese Dios, al que rechazan es a Dios. Pero muchos jóvenes admiran a Cristo por su interés por los pobres, los marginados, los pequeños. Muchos le admiran como defensor de la justicia y de los derechos humanos, como profeta de la fraternidad y la solidaridad; como el primer mártir del odio, y como revelador del amor del Padre de todos, a todos sus hijos.
El demonio conocía perfectamente quien era Jesús, pero muchos de los cristianos no le conocemos, no sabemos quién es. No le hemos escuchado, no nos hemos maravillado por lo que él dice, no hemos querido que él nos sane. Nos hemos resignado a ser simples bautizados que, desde nuestras devociones utilizan la imagen de Cristo para tranquilizar la conciencia, para salir de apuros, para librarnos de muchos miedos, y como calmante que nos sumerge en parálisis de la resignación.
El Evangelio de hoy, es una llamada a tomarle más en serio a Cristo, a tratar de conocerle, más y mejor, desde el Evangelio. Deberíamos revisar y contrastar la imagen del Cristo de nuestras devociones, con el Cristo del Evangelio. Deberíamos dar un salto cualitativo a nivel de la fe, para pasar del Cristo-imagen devocional, que tranquiliza la conciencia, al Cristo vivo presente y actuando en los sacramentos que quiere sanarnos, y resucitarnos a una vida nueva, más plena y más feliz.
Toda la actuación de Jesús quiere llevar a las personas a una vida más sana y solidaria. Él se revela frente a los comportamientos patológicos de raíz religiosa: legalismo, hipocresía, rigorismo vacío de amor. Su ofrecimiento de perdón a las personas hundidas en la culpabilidad y la ruptura interior. Su ternura hacia los maltratados por la vida o por la sociedad. Sus esfuerzos por liberar a todos del miedo y la inseguridad, para vivir desde la confianza absoluta en Dios.
La Primera tarea de la Iglesia no es celebrar culto, elaborar teologías, predicar moral, sino curar, liberar del mal, sacar del abatimiento, sanear la vida, ayudar a vivir de manera saludable. Esa lucha por la salud integral es camino de la salvación y promesa de vida eterna.
Jesús no fue un profesional especializado en comentar la Biblia como los doctores de la Ley. Su palabra clara, directa, auténtica, tiene una fuerza diferente que el pueblo sabe captar enseguida. Su palabra es un mensaje vivo que provoca impacto y se abre camino en lo más hondo de los corazones. La fuerza de su palabra es él mismo, su persona, su espíritu, su libertad. Jesús no es un vendedor de ideologías ni un repetidor de lecciones aprendidas de antemano. Es un maestro de vida que coloca al ser humano ante las cuestiones más decisivas y vitales. Es un profeta que enseña a vivir.
Nuestra sociedad necesita hombres y mujeres que enseñen el arte de abrir los ojos, maravillarse ante la vida e interrogarse con sencillez por el sentido último de la existencia. Maestros que, con su testimonio personal, siembren inquietud, contagien vida y ayuden a plantearse los interrogantes más hondos del ser humano.
El Cristo vivo no nos anestesia frente al dolor, ni nos propone la resignación. El Cristo vivo nos resucita, nos convierte en protagonistas para que superemos el dolor destruyéndolo. El Cristo vivo quiere resucitarnos a nosotros para convertirnos en los buenos samaritanos que se acerquen a los heridos que esperan a lo largo de los caminos de la vida, alguien que cure sus heridas.
3.- ¿Cuál es, hoy, mi respuesta al Señor?
  • ¿Mis “prácticas religiosas”, me ayudan a mejorar mi vida personal y me comprometen a hacer más feliz la vida de las personas que me rodean, y más humana la vida de la sociedad en la que vivo?
  • ¿Mi vida de fe y de compromiso con Cristo, influye, y se nota, en mi vida de ciudadano?
  • ¿Cómo podemos hacer, hoy, en nuestro entorno social, lo que hizo Jesús en su tiempo? ¿Qué signos de credibilidad deberemos presentar?
 Autor: Felipe Mayordomo Álvarez sdb.  
Transcripcion: Jorge Mogrovejo Merchan.



I- La expresión “espíritu inmundo”, o “impuro”.
Pertenece al lenguaje y a la mentalidad hebrea que separa el mundo de Dios, la santidad o máxima “pureza”, del mundo del mal, lo no divino, lo contaminado, lo impuro.
·         Son fuerzas sobrenaturales que arrastran, de forma invisible pero real, y con finalidad destructora.
·         Su presencia se advierte: En signos físicos que expresan dolor y angustia, con gritos y convulsiones parecidas a las de la epilepsia. En signos psíquicos: se alienan la subjetividad de la persona, quien es impulsada a hacer lo que no quiere. En signos espirituales: genera un abierto contraste con Dios; lo conoce, advierte su presencia y lo rechaza.
·         Estas fuerzas sobrenaturales, según la mentalidad antigua oriental, pueden entrar y salir en las personas. Tanto es así que la persona se cura cuando dicho “espíritu”, o fuerza “sale” de la persona.
·         Cuando no hay ningún tipo de intervención que las combata, estas fuerzas conducen a la muerte.
El texto bíblico se expresa en el lenguaje que está a su alcance. Con todo, las fuerzas por las cuales estas personas son dominadas y esclavizadas permanecen todavía hoy para nosotros difícilmente comprensibles. Lo que sí es absolutamente claro es que Jesús está en capacidad de someterlas.
II- La sinagoga
·         Jesús aparece en público un sábado en una sinagoga. Esta es la primera de una serie de sábados en que tiene lugar el ministerio de Jesús El sábado es día de reunión sinagogal. Jesús aparece como un judío piadoso que participa en el culto semanal en el que el pueblo de la Alianza celebra a su Dios como creador y liberador.
·         Jesús se pone a enseñar. Cualquier judío que estuviera instruido en la Santas Escrituras podía tomar la palabra en la asamblea sinagogal sabatina y comentar los textos proclamados en la liturgia. Esto es lo que Jesús hace aquí y desde entonces lo vuelve costumbre: “Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios”.

domingo, 21 de enero de 2018

Evangelio del Domingo 21 de Enero del 2018



Evangelio segun San Marcos 1,14-20
"Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios  diciendo: Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios: arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia. Llama a los primeros discípulos. Caminando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban una red al agua, pues eran pescadores. Jesús les dijo: Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Inmediatamente, dejando las redes, le siguieron. Un trecho más adelante vio a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, que arreglaban las redes en la barca. Los llamó. Ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con él"

1.- ¿Qué nos quiere decir Marcos, en este Evangelio?
Jesús inicia su activad en Galilea cuando termina la de Juan Bautista al ser encarcelado por el Rey Herodes. El texto de hoy es programático: subraya la relación, maestro-discípulo, apunta al seguimiento: la pertenencia a Jesús, la comunión de vida con él y con los otros que han sido llamados.
Jesús modifica el mensaje y la práctica de Juan. Hace oír su voz no como un profeta más, o el continuador de Juan Bautista. No proclama un bautismo de agua y perdón, para escapar del castigo, sino la irrupción de algo nuevo, una nueva vida. No un Dios-Juez castigador, sino un Dios-Salvador que trae la liberación a todos. Con él llega la plenitud de los tiempos, llega Dios mismo para reinar y comienza a ser realidad el esperado Reino de Dios. Jesús se aparta del centro religioso, el templo y Jerusalén, y se va a Galilea, al norte, tierra de gentiles e impuros, de pobres y marginados.
Galilea para Marcos tiene un significado especial. Es el espacio de referencia del ministerio terreno de Jesús, en toda la primera parte del Evangelio. Y desde allí parte la misión hacia los paganos y también es desde donde impulsa su camino hacia Jerusalén.
Después de la resurrección, en Galilea será congregada de nuevo la comunidad de los discípulos. Con el último mensaje del relato evangélico: “Irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo”. Galilea, se irá constituyendo progresivamente en el lugar del discipulado y de la misión, iluminados por el fulgor de la pascua de Jesús. Sólo volviendo allí es posible ver a Jesús resucitado: ¡Pues sólo le puede ver y experimentar quien regresa a Galilea a proseguir su causa.
Jesús comienza su ministerio en Galilea “proclamando la Buena Noticia” que viene de Dios: “lo que Dios hace” por nosotros y “lo que nosotros debemos hacer”. Convertirnos y creer.
I.- Lo que Dios hace por nosotros, la llegada del Reino:
Se ha cumplido el plazo por la llegada del Reino y se inicia una nueva etapa de la historia de la salvación. Para los judíos, el Reino de Dios era su mayor anhelo y esperanza: era la implantación del derecho y de la justicia, de la libertad y del estado de bienestar para todos. Era la intervención salvífica del Mesías-Rey que recogía la esperanza de los profetas y del pueblo.
El reconocimiento de que Yahvé es Rey significa que el Dios creador lleva a su plena realización lo que ha creado para que cada criatura asuma el proyecto para la cual fue creada. Una consecuencia del Señorío de Dios es nuestra libertad. El mensaje de que Dios es el Señor es el mensaje de nuestra fundamental liberación: Cristo es el único Señor. No somos esclavos de nadie, ni a nadie debemos nada. Nuestra comunión con él, es lo que garantiza nuestra libertad.
En labios de Jesús adquiere un significado concreto: Es la soberanía universal de Dios como Padre compasivo y salvador. El Reino de Dios es el corazón de su mensaje y la pasión que alienta toda su vida. El anuncio del Reino tiene un tono de alegría y de urgencia. Y va dirigido a todos, invitando primero a los últimos, a los que viven en los márgenes, a los considerados indignos y excluidos. El anuncio del Reino pide un cambio en todos y en todo. Es imposible contener en las viejas estructuras mentales, sociales y religiosas, lo que él es y ofrece: justicia y paz, verdad y vida. Las viejas estructuras responden a otro tipo de Dios y no sirven para acoger la Buena Noticia de Jesús.
Marcos destaca que el Reino ya está presente y que ya es una realidad en las palabras y en los hechos de Jesús. El Reino es Buena Noticia, es ofrecimiento y don que necesita respuesta de acogida, de parte nuestra, expresada en dos actitudes: fe y conversión.


II.- Lo que el hombre está llamada a hacer: la conversión y la fe:
a.-La conversión.
Convertirse significa cambiar de rumbo, volver a Dios, creer la Buena Noticia. Es un cambio de mentalidad, de “visión” de la vida: de Dios, de uno mismo, de los otros, del mundo, de la historia. Es cambiar la manera de pensar y de vivir para volver a Dios, para recibir el Reino de Dios, que ya está presente. Convertirse es retornar al punto de partida que es Dios de donde nos hemos alejado.
En el contexto de la predicación de Jesús equivale a permitir que Dios sea Dios, a reconocer a Dios como la realidad que todo lo determina. La fe es el lado positivo de la conversión: es la apertura y disposición a escuchar la Buena Nueva para abandonarse al poder salvador de Dios con una confianza total. La conversión y la fe tienen que realizarse en el seguimiento de Jesús. La llamada a la conversión se convierte así en fuerza de discernimiento y acción, de transformación integral y de nuevo nacimiento. La conversión hunde sus raíces en la Buena Noticia de la presencia de Dios en la historia, que tengo que aceptar, de la que tengo que fiarme y por la que tengo que dejarme modelar.
La vocación de los primeros discípulos es un ejemplo concreto de conversión y de fe, y por parte de Jesús, un acto revelador de lo que él quería y debía realizar. Esa primera llamada, ejemplo de conversión y fe, y quiere ser el modelo de toda vocación cristiana, caracterizada por tres rasgos fundamentales: Es respuesta a una llamada previa. Es una llamada categórica, de manera que no hay espacio para el titubeo. Es una respuesta que implica desprendimiento y renuncia, y se traduce, ante todo, en un seguimiento. Discípulo no es el que abandona algo, sino el que ha encontrado a alguien.
b.- La fe.
Creer es reconocer la verdad y la validez de la Buena Nueva. Creer es un acto de confianza total que lleva a la adhesión a la persona de Jesús y a su mensaje. Es aceptar y tomar en serio la persona de Jesús y hacer de su mensaje sobre el señorío de Dios el fundamento de la propia vida.
El “creer” será el distintivo esencial del discípulo: el abandono filial al hecho que Dios es su Señor, que está cercano, que en la persona y en el camino de Jesús de Nazaret está revelando toda su misericordia, su señorío, su interés por nosotros. Esta actitud será el motor de toda la dinámica del “seguimiento” que caracterizará a los discípulos.
III.- Jesús busca colaboradores: características de la vocación según Marcos
Para llevar adelante su proyecto, para hacer con ellos un recorrido apasionante en su proyecto de vida, para vivir abriendo caminos al Reino de Dios, no escoge sacerdotes o funcionarios del templo, no necesita son promotores del culto. No llama a escribas ni maestros de la Ley, para hacer un mundo más justo y fraterno, los profesionales de la religión no son los más importantes. Llama a simples pescadores y campesinos, personas sencillas que conocen y sufren los problemas de la gente. A pesar de lo esquemático del relato hay en él muchos detalles históricos: el lago de Galilea los nombres de las personas, los oficios, la persuasión de su palabra, la frase “pescadores de hombres”.
El relato está construido con seis verbos teológicos: ver, venir, llamar, convertir, dejar, seguir. No hay ningún escenario sagrado para la llamada de los primeros discípulos, porque la llamada de Dios llega en nuestro entorno corriente, en el puesto de trabajo, en medio de las tareas diarias.
La iniciativa viene de Jesús, y la respuesta de ellos es inmediata y generosa. Ellos tenían su barca sus redes, y empleados a su servicio, lo que hace pensar que eran personas de cierta posición y cultura. Lo dejan todo, familia y seguridad económica, por Jesús y por el Evangelio. Cambian un lugar social de seguridad económica y familiar por otro de desposesión e inseguridad; dejan un trabajo conocido por otro desconocido, y un proyecto personal, centrado en sus propias necesidades y las de la familia, por otro, centrado en el servicio a los demás. Y todo eso como condición imprescindible para integrarse en el proyecto de Jesús. El “seguimiento” es el ejercicio de “convertirse y creer”.
1.- Jesús les llama en medio de sus oficios:
A diferencia de las escuelas rabínicas, los discípulos no se presentan por propia iniciativa donde Jesús, ni tampoco le piden informaciones previas para ver si participan en su obra. Es Jesús quien los escoge: “Los llamó”, “vengan detrás de mí”. Jesús no les hace ofertas de vida cómoda. Su llamada es exigente, pero el seguimiento puede darle sentido y plenitud a sus vidas.
No están desocupados: Jesús los “ve” en medio de las labores de su profesión de pescadores: los dos primeros están lanzando las redes, los otros dos las están remendando. Ya tenían tarea, y proyecto de vida. Aquí se ve la radicalidad de la llamada de Jesús. Él los arranca de sus anteriores actividades; transformando completamente sus vidas. Exige decisión y desprendimiento radical.
2.- Es una llamada para seguir a Jesús
Ellos son llamados para ir detrás de Él: Jesús no les propone un programa definitivo. Les ofrece su misma persona y su camino: el Maestro los precede y ellos van detrás. Él determina el camino, indica la dirección y ellos lo siguen. El contenido fundamental de la llamada, y de la vida nueva de los discípulos, es la orientación hacia Jesús, la comunión de vida con él. Los discípulos no saben dónde los conducirá el camino, solo saben que se han abandonado a la guía de Jesús.
El discípulo de Jesús no es alguien que se defina por haber dejado algo, sino por haber encontrado a alguien. Cuando uno se reconoce llamado, para la empresa del Reino, se descubre amado y valorado. La llamada le pone en una situación nueva. Crea nuevas posibilidades. Le obliga a medirse, con una tarea grande y atractiva, como es la de ser colaborador y artífice del Reino.
La vocación de los primeros discípulos es, para Marcos, un ejemplo de conversión y fe. Ambas se realizan en el seguimiento, y son tipo y modelo de toda vocación cristiana. El relato da a conocer los rasgos fundamentales del proceso vocacional que vive quien entra en contacto con Jesús. La vida cristiana es una respuesta a la llamada previa de Jesús. Esa llamada es categórica y penetrante, ante la que no cabe titubeo alguno. La respuesta para ser discípulo implica dos acciones: dejar y seguirle.
3.- La llamada es una invitación a dejarse formar Jesús
Jesús los llama con esta finalidad: “Os haré pescadores de hombres”. Se prevé una nueva tarea y será el mismo Jesús quien los preparará para ello. Los nuevos discípulos no volverán más a la pesca, conducirán a otros hombres a recorrer el mismo camino sobre el cual ellos mismos se han aventurado, o sea, a la comunión de vida con Jesús.
4.- La llamada es una invitación a entrar en la comunidad de los discípulos.
Con los dos primeros llamados se forma una comunidad de discípulos. Este es un aspecto vocacional fundamental. Los seguidores de Jesús no son individuos solitarios o aislados, sino una comunidad de discípulos. El llamado hacia él es un llamado para entrar en la comunidad de los que le siguen, y esto abrirá grandes perspectivas en el ejercicio del discipulado.
Jesús antes de iniciar su predicación, constituyó en torno a él una comunidad de discípulos. Él mismo los formará y ellos deberán dejarse compenetrar por toda su actividad, y ejercitarse en la comunión de vida con Él para, así, estar en capacidad de atraer a otros a la misma aventura.
Uno se hace discípulo acogiendo el llamado de Jesús. La apertura continua a este llamado es la característica permanente del discipulado y la forma concreta como acontece el Reino de Dios.
2.- ¿Qué mensaje nos trae este pasaje y qué compromiso me pide, hoy el Señor?
Este domingo nos encontramos con una apremiante llamada a la conversión, primero por la predicación de Jonás y después por la de Jesús mismo. La palabra de Dios nos interpela si estamos dispuestos a escucharla y recibirla en el corazón. Jesús no enseña una doctrina religiosa que deben aprender y difundir sus discípulos. Jesús nos invita a aceptar su llamada que puede cambiar totalmente nuestra vida. Se avecina un tiempo nuevo y proclama la Buena Noticia del Reino. Dios no quiere dejarnos solos frente a nuestros problemas y desafíos. Nos invita a vivir una vida más humana.
Para muchos cristianos seguir a Jesús se reduce a la pertenencia a la Iglesia, la confesión de un credo, a la adhesión a la moral católica, o al cumplimiento de unos ritos cultuales. Los primeros cristianos habrían respondido de otra manera. Creer en Cristo es seguirle. Cristiano es el hombre a la mujer que se esfuerza por vivir el estilo de vida del Maestro.
Debemos ser conscientes de que el elemento esencial y primero de la fe cristiana es seguir a Cristo, pero entendiendo bien este seguimiento. No se trata de la mera imitación. Seguir a Cristo es creer lo que él creyó, dar importancia a lo que él dio importancia, interesarse por lo que a él le interesó, defender la causa que él defendió, mirar a las personas como él las miró, acercase a los necesitados como él se cercó, amar como él amó, enfrentarse a la vida con la esperanza con que él se enfrentó. Seguir a Cristo es embarcarse en al aventura de ir haciéndose cada día personas nuevas, renovadas.
Jesús llama a sus primeros compañeros, de una serie que engrosará la familia de discípulos, a cada uno según su vocación específica. Marcos nos invita a revivir la llamada que nos ha hecho a nosotros el Maestro. A recordar cual fue nuestro lago, las redes y las barcas que dejamos. A asumir el seguimiento empezando con Jesús la primera jornada anunciando y realizando el Reino.
Debemos contemplar a Jesús. Verle paseando, caminando con decisión. Se detiene junto a mi, me observa, me mira con franqueza contempla lo que hago y me invita a seguirlo. Debemos sentir su llamada. Hoy, aquí, ahora, Jesús me llama, para que vaya con él, para que continúe su tarea, para que sea su mensajero, para hacerme feliz. Debemos acompañar a Jesús, recorrer con él la Galilea actual. Acompañar, ver y hacer lo mismo que él hacía: anunciar la Buena Nueva, consolar, curar, liberar, enseñar, devolver la alegría y la ilusión a los que la han perdido.
La fuerza, el objetivo, la razón y el sentido último del cristianismo es el Reino de Dios, y ese es el criterio para medir la identidad y la autenticidad de los cristianos. Cuando Dios reina en el mundo, la humanidad progresa en justicia, solidaridad, compasión, fraternidad y paz. La única manera de mirar la vida como la miraba Jesús, la única manera de sentir las cosas como las sentía él, el único modo de actuar como él actuaba, es orientar nuestra vida para construir un mundo más humano para todos.
“Venid detrás de mí”: No es tarea de un día. Escuchar esa llamada significa despertar la confianza en Jesús, reavivar nuestra adhesión personal a él, tener fe en su proyecto, identificarnos con su programa, reproducir en nosotros sus actitudes y vivir animados por su esperanza en el Reino de Dios. Significa ir detrás de Jesús: ponerlo al frente de todos, recordarlo cada domingo como el líder que va delante de nosotros, escuchar cada semana sus consignas y mensajes a través del Evangelio dominical y asumirlas como compromiso de vida, generar una nueva dinámica, centrarlo todo en seguirle más de cerca a Jesucristo.
Convertirse, hoy no está de moda. Nos parece algo desagradable, que nos llevaría a una vida poco atractiva, llena de sacrificios y renuncias. Pero convertirse significa ponerse a pensar y revisar el enfoque de nuestra vida, y lo que la bloquea para reajustar la perspectiva. Convertirnos es liberar la vida eliminando miedos, egoísmos, tensiones y esclavitudes que nos impiden crecer de manera sana y armoniosa. La conversión que no produce paz y alegría, no es auténtica.
Las palabras de Jesús: “Conviértanse y crean en la Buen Noticia”, nos invitan a descubrir la conversión como un paso a una vida más plena y gratificante. Convertirse es bueno, nos hace bien. Nos permite experimentar un modo nuevo de vivir, más sano y más gozoso. Dentro de cada uno está actuando siempre una fuerza que nos atrae y empuja hacia el bien, el amor y la bondad. Es Dios que quiere una vida más digna para todos, empezando por cada uno de nosotros.
La conversión exige introducir cambios concretos en nuestra manera de actuar, partiendo de la realidad de nuestra vida concreta. Dios nos ama como somos y nos amaba cuando éramos pecadores.
Convertirse es cambiar el corazón, adoptar una postura nueva en la vida, tomar una dirección más sana. Es colaborar en el proyecto de Dios, porque él se interesa por mí más que yo mismo, para resolver, el problema de esa vida mediocre y fallida que parece no tener solución. Es un Dios que me entiende, me espera, me perdona, y quiere verme vivir de manera más plena, gozosa y gratificante.  
3.- ¿Cuál es, hoy, mi respuesta al Señor?
  • Hagamos el perfil del verdadero creyente-discípulo con las ideas de este comentario
  • ¿Tengo conciencia de haber sido llamado para “ser pescador de hombres”, o sigo pensando que eso es tarea sólo de unos pocos?
·         ¿Qué debería cambiar de mi forma de ver y relacionarme con el Dios-Padre revelado por Jesús, y en mi manera de ser y de vivir mi fe, mi seguimiento de Cristo?

Autor: Felipe Mayordomo Álvarez sdb.
Transcripcion: Jorge Mogrovejo Merchan
 

Comentario al Evangelio del Domingo 27 de marzo del 2022

 IV Domingo de Cuaresma. 28/03/2022 Pericopa: Lc 15,1-3.11-32  En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para es...